El placer de ser madre ...


Aprovechando el día 1 de mayo, el día de las madres, voy a felicitarme a mí misma, a dedicarme este poema que me he escrito. Dicho así, tan de sopetón, puede parecer algo presuntuoso, pero nada más lejos de la realidad. Tan sólo quiero transmitir cómo me cambió la vida convertirme en mamá. Por todas esas noches que he pasado sin dormir (y por las que me quedan), por todas esas heridas que he curado, por tantas visitas al médico, por tantas lágrimas que he limpiado... Por todo esto, y por muchas cosas más... ¡FELIZ DÍA, MAMI REBECCA!


Antes de ser mamá,
yo comía mi comida caliente,
mi ropa lucía planchada y limpia todo el día
y mantenía largas y tranquilas conversaciones telefónicas.

Antes de ser mamá,
me dormía tan tarde como quería
y jamás me preocupaban las desveladas,
cepillaba y cuidaba mi pelo,
lucía uñas largas y hermosas,
mi casa estaba limpia y en orden
no tenía que recoger juguetes olvidados por todos lados.

Antes de ser mamá,
no pensaba en lo peligroso de las escaleras,
ni en las esquinas de mis muebles,
no dejaba mi tiempo en consultas con el médico
ni consideraba siquiera la palabra vacuna...

Antes de ser mamá,
no tenía que limpiar comida del suelo,
ni lavar las huellas de pequeños deditos en los cristales,
dormía toda la noche y los fines de semana
eran totalmente relajados.

Antes de ser mamá,
nunca sentí un nudo en la garganta
al mirar a través de unos ojos llorosos y una carita sucia,
no conocía la felicidad total
con sólo recibir una mirada,
no pasaba horas mirando la inocencia dormir en una cuna.

Antes de ser mamá,
nunca sentí que mi corazón se rompiera
en un millón de pedazos
al no poder calmar el dolor de un niño,
nunca supe que algo tan pequeño
podía afectar tanto a mi mundo.

Antes de ser mamá,
no conocía el sentimiento que provoca
tener mi corazón fuera de mi cuerpo,
yo no sabía que tan especial me sentiría
al alimentar a un bebe hambriento,
ni sabía de esa cercanía inmensa entre una madre y su hijo.

Antes de ser mamá,
no imaginaba tanta calidez, tanta dulzura, tanto amor
no imaginaba lo grande y lo maravilloso que sería
ni imaginaba la satisfacción de ser mamá.
ni que yo fuera capaz de sentir tanto.
Y hoy no imagino mi vida sin esa pequeña sonrisa pícara y traviesa,
sin esa huella de chocolate en la pared,
sin ese olor pureza,
sin escuchar de unos pequeños labios,
esa palabra breve e inmensa a la vez:

¡¡MAMÁ!!

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